Las organizaciones requieren de enfoques de solución sencillos y prácticos que puedan ser utilizados en todas las iniciativas y proyectos para mejorar la competitividad.
Para que una organización sea competitiva, tiene que: ofrecer productos y servicios con ventajas competitivas que cumplan con los estándares de calidad y productividad de los mercados donde participa, a precios
competitivos, y con un retorno de inversión adecuado a las expectativas de crecimiento y rendimiento definidos por la propia organización.